17 de noviembre de 2075. Los drones comenzaban a
ejercer un dominio absoluto sobre las centrales eléctricas. También sobre gran
parte de los satélites artificiales. La población mundial perdía toda clase de
conectividad. Los periódicos no circulaban. Las bolsas de comercio se
desplomaban. La tecnología dejaba de servir al hombre y el ser humano entraba en
una crisis existencial. Los índices de delincuencia se multiplicaban. Las
fuerzas policiales colapsaban. No había programas de televisión, menos aún
existía el Internet. Los hospitales no hospitalizaban. El suministro eléctrico escaseaba.
Los alimentos se descomponían hasta la putrefacción. Unos astronautas
registraban con sus cámaras las primeras imágenes de un planeta oscuro y
hostil. Vaya realidad, dependíamos tanto de la tecnología que sin ella apenas
podíamos respirar.